Ante la inminente caída, vale la pena observar los rostros del poder, los vestigios que quedan del otrora poderoso oficialismo, que como manotazo de ahogado sigue dando y dará pelea hasta el final.
Las noches silenciosas de Olivos, solo se quiebran, cuando un grito estremecedor cruza el aire. “Hasta la victoria, siempre” se escucha con nitidez, “no quedará ninguno vivo”, consignas como estas cada vez son mas mencionadas.”¡Turros que se sientan en la mesa del enemigo!”.
La sombra en la noche se agranda, es El Jefe, la asimetría de su rostro de Conde, produce un fenómeno curioso, no se sabe adonde mira, y al hablar su silabeo produce un hilo blanco que se escurre en las comisuras de sus labios. Su nariz napoleónica, unos centímetros de más, moquea, se nota mas cuando el sujeto entra en excitación y sus movimientos monocordes asemejan a una “rara avis” de la familia de las rapaces.
El hombre está en un bunker y medita solo con algún oyente privilegiado de su mínimo entorno. Es un pensador de situaciones y un imaginativo creador de realidades.
Hasta Racing el club de sus amores, lo perturba, manda apretar a su presidente para que elija tal o cual técnico, y no le sale, no le obedece y eso está mal, muy mal.
Ella, cuya belleza, producto de la ciencia, ya es grotesca, en particular sus carnosos labios que cuando habla parece que algún pedazo, de ellos, está por desprenderse. Su tono de voz, hoy aturde y enerva y su mirada profunda, hacen lucir un par de ojos amorotonados que asustan un poco.
Sorprende su vacío de ideas y conocimiento en oratorias bien desarrolladas pero sin sustento.
A la Señora la acompaña, la nueva dama, la que de joven admiraba al mismísimo Martínez de Hoz, ella que trabajaba y aprendía en una consultora, liberal en los 70/80, siempre lista a partir de allí a un puestito público del color que sea. Extremadamente flaca, si uno la ilumina desde abajo hacia arriba puede producir tremendas pesadillas, con ojos mas desarrollados que lo normal, fija la mirada y deja caer una boca generosa, grande, con mucha encía y sonríe, siempre sonríe, salvo cuando escucha a su jefa, con seriedad y gravedad, asiente constantemente como aprobando las tremendas verdades que dice su patrona.
Todo un caso ésta Débora.
Al costado asoma el amigo Randazzo, hombre fino y muy buen charlista, de una prosa encomiable y una cara de mármol única en el mercado.
Parecido a aquel todo servicio, el de los bigotes púbicos, que su función no es hacer gestión sino hablar por los medios y decir las cosas mas insólitas que se puedan escuchar en un funcionario público de la democracia, con total impunidad hasta nos hace creer que no hay inseguridad ni existe el narcotráfico ni el lavado, y si alguien muere debe ser por accidente.
También están los Moyano, Moreno, De Vido, Jaime, Kunkel, todos rostros que le faltan algo para pasar desapercibidos.
Aparentemente están en las diez de últimas, pero como los rivales han sido propia tropa y hombres culposos, lo que viene, lo que viene, es un estallido social de todos contra todos y sálvese quien pueda… La crisis económica y las medidas absurdas “contra natura “ del gobierno apuran los plazos, sin duda.
Si viviera José Luis de Imaz, debería reescribir ese clásico que fue “Los que mandan”, hoy todo ha cambiado y tanto que nadie se reconoce, ni siquiera en los orígenes.
Entre la timba financiera de los 70 en adelante, las profundas grietas de la guerrilla armada y unas fuerzas armadas siniestras; dieron nacimiento a una nueva clase gobernante y nuevos factores de poder, que no tienen nada que ver con nuestros orígenes ni con los valores de los próceres de mayo y del 53.Hay que empezar de nuevo, todo debe ser rehecho la era de los mamarrachos y esperpentos llega a su fin, no sin dolor
Las noches silenciosas de Olivos, solo se quiebran, cuando un grito estremecedor cruza el aire. “Hasta la victoria, siempre” se escucha con nitidez, “no quedará ninguno vivo”, consignas como estas cada vez son mas mencionadas.”¡Turros que se sientan en la mesa del enemigo!”.
La sombra en la noche se agranda, es El Jefe, la asimetría de su rostro de Conde, produce un fenómeno curioso, no se sabe adonde mira, y al hablar su silabeo produce un hilo blanco que se escurre en las comisuras de sus labios. Su nariz napoleónica, unos centímetros de más, moquea, se nota mas cuando el sujeto entra en excitación y sus movimientos monocordes asemejan a una “rara avis” de la familia de las rapaces.
El hombre está en un bunker y medita solo con algún oyente privilegiado de su mínimo entorno. Es un pensador de situaciones y un imaginativo creador de realidades.
Hasta Racing el club de sus amores, lo perturba, manda apretar a su presidente para que elija tal o cual técnico, y no le sale, no le obedece y eso está mal, muy mal.
Ella, cuya belleza, producto de la ciencia, ya es grotesca, en particular sus carnosos labios que cuando habla parece que algún pedazo, de ellos, está por desprenderse. Su tono de voz, hoy aturde y enerva y su mirada profunda, hacen lucir un par de ojos amorotonados que asustan un poco.
Sorprende su vacío de ideas y conocimiento en oratorias bien desarrolladas pero sin sustento.
A la Señora la acompaña, la nueva dama, la que de joven admiraba al mismísimo Martínez de Hoz, ella que trabajaba y aprendía en una consultora, liberal en los 70/80, siempre lista a partir de allí a un puestito público del color que sea. Extremadamente flaca, si uno la ilumina desde abajo hacia arriba puede producir tremendas pesadillas, con ojos mas desarrollados que lo normal, fija la mirada y deja caer una boca generosa, grande, con mucha encía y sonríe, siempre sonríe, salvo cuando escucha a su jefa, con seriedad y gravedad, asiente constantemente como aprobando las tremendas verdades que dice su patrona.
Todo un caso ésta Débora.
Al costado asoma el amigo Randazzo, hombre fino y muy buen charlista, de una prosa encomiable y una cara de mármol única en el mercado.
Parecido a aquel todo servicio, el de los bigotes púbicos, que su función no es hacer gestión sino hablar por los medios y decir las cosas mas insólitas que se puedan escuchar en un funcionario público de la democracia, con total impunidad hasta nos hace creer que no hay inseguridad ni existe el narcotráfico ni el lavado, y si alguien muere debe ser por accidente.
También están los Moyano, Moreno, De Vido, Jaime, Kunkel, todos rostros que le faltan algo para pasar desapercibidos.
Aparentemente están en las diez de últimas, pero como los rivales han sido propia tropa y hombres culposos, lo que viene, lo que viene, es un estallido social de todos contra todos y sálvese quien pueda… La crisis económica y las medidas absurdas “contra natura “ del gobierno apuran los plazos, sin duda.
Si viviera José Luis de Imaz, debería reescribir ese clásico que fue “Los que mandan”, hoy todo ha cambiado y tanto que nadie se reconoce, ni siquiera en los orígenes.
Entre la timba financiera de los 70 en adelante, las profundas grietas de la guerrilla armada y unas fuerzas armadas siniestras; dieron nacimiento a una nueva clase gobernante y nuevos factores de poder, que no tienen nada que ver con nuestros orígenes ni con los valores de los próceres de mayo y del 53.Hay que empezar de nuevo, todo debe ser rehecho la era de los mamarrachos y esperpentos llega a su fin, no sin dolor
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