Esto que dice a continuación Monseñor Bergoglio, muchos dirigentes lo niegan en su discurso y hablan loas del modelo político económico, sería bueno que mientras miramos hacia al norte y su crac financiero, no nos olvidemos de La Argentina real y profunda que tan bien Jorge Bergoglio describe.
Acá va:
“Hablamos de opresores y oprimidos pero no nos basta. Hoy tenemos que agregar otro matiz, los que caen y los que sobran, los que caen del sistema, los echan y sobran, y son material de descarte. Son de alguna manera los que dan la materia prima para la industria humana del descarte. Esa industria que se llama esclavitud. Hoy en nuestro suelo tenemos esclavos.
Tenemos esclavos, sometidos. Sometidos a la organización, por ejemplo, de los cartoneros, sometidos a la mafia de la droga, sometidos a la mafia de los arrebatadores, sometidos a los talleres clandestinos que pululan en nuestra ciudad, a las cadenas de prostitución que por más que se denuncien, que salgan, nadie se atreve a enfrentar. Esta esclavitud que vivimos hoy no puede quedar fuera del análisis de la realidad, a la misma gente que vive en la periferia, a nuestros esclavos. Yo les dije, un poco en broma, que nos habían enseñado que la Asamblea del año XIII había decretado la libertad de vientres y abolido la esclavitud. ¿Cuántos chicos siguen siendo esclavos?
La reflexión social y política tiene que hacerse sobre la realidad entera, realidad no distorsionada, en la que aparezcan lo cabe y lo que sobra, y ahí las pautas que nos ofrece el sistema. Para hacer un análisis de la realidad tenemos que apartarnos de los esquemas, de las ideas e ir a la carne. A la carne de nuestro pueblo, a la carne periférica que sufre, a la carne que tiene hambre, a la carne ciega, a la carne que se la tira afuera porque sobra. El centro de nuestra reflexión es la persona. Y de ahí la bronca que produce, por lo tanto, la búsqueda en esta realidad de la justicia social.
Se prefiere hablar de justicia pero no de justicia social. Hoy quiero llamar la atención sobre esto, por favor, no miremos la realidad con un intelecto frío y con una visión solamente eticista. Estamos cansados de intelectuales sin talento y de eticistas sin bondad. Miremos la realidad con corazón de hermanos que saben amar".
A buen entendedor pocas palabras.
Acá va:
“Hablamos de opresores y oprimidos pero no nos basta. Hoy tenemos que agregar otro matiz, los que caen y los que sobran, los que caen del sistema, los echan y sobran, y son material de descarte. Son de alguna manera los que dan la materia prima para la industria humana del descarte. Esa industria que se llama esclavitud. Hoy en nuestro suelo tenemos esclavos.
Tenemos esclavos, sometidos. Sometidos a la organización, por ejemplo, de los cartoneros, sometidos a la mafia de la droga, sometidos a la mafia de los arrebatadores, sometidos a los talleres clandestinos que pululan en nuestra ciudad, a las cadenas de prostitución que por más que se denuncien, que salgan, nadie se atreve a enfrentar. Esta esclavitud que vivimos hoy no puede quedar fuera del análisis de la realidad, a la misma gente que vive en la periferia, a nuestros esclavos. Yo les dije, un poco en broma, que nos habían enseñado que la Asamblea del año XIII había decretado la libertad de vientres y abolido la esclavitud. ¿Cuántos chicos siguen siendo esclavos?
La reflexión social y política tiene que hacerse sobre la realidad entera, realidad no distorsionada, en la que aparezcan lo cabe y lo que sobra, y ahí las pautas que nos ofrece el sistema. Para hacer un análisis de la realidad tenemos que apartarnos de los esquemas, de las ideas e ir a la carne. A la carne de nuestro pueblo, a la carne periférica que sufre, a la carne que tiene hambre, a la carne ciega, a la carne que se la tira afuera porque sobra. El centro de nuestra reflexión es la persona. Y de ahí la bronca que produce, por lo tanto, la búsqueda en esta realidad de la justicia social.
Se prefiere hablar de justicia pero no de justicia social. Hoy quiero llamar la atención sobre esto, por favor, no miremos la realidad con un intelecto frío y con una visión solamente eticista. Estamos cansados de intelectuales sin talento y de eticistas sin bondad. Miremos la realidad con corazón de hermanos que saben amar".
A buen entendedor pocas palabras.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario