Entre otros ejemplos institucionales, dio gusto ver al Presidente americano entrante despedir con formal educación al presidente saliente. Famoso por su depredación del “way of life” americano, de la democracia universal, del respeto y muchas cosas más.
Barack Obama lo despidió como corresponde, como un caballero. No hizo “cuernitos”, ni tocó madera, ni el testículo izquierdo. Cómo hubiera hecho un conocido nuestro, rey de los guarangos y mal educados.
Bromista de la peor especie, nuestro ex, se ríe de la desgracia ajena, hace leña del árbol caído y tiene un grupo de impresentables que le festejan todos y cada uno de sus mohines.
Su conducta ha sido un ejemplo de la Argentina ordinaria que hemos sabido conseguir.
Es un emergente de la mala educación, del dejar hacer de muchos ante el avance de la violencia, grosería y amoralidad.
Como la Presidenta compara al Sr. Obama con su marido, es bueno marcar algunas “pequeñas” diferencias, de forma y contenido. Barack respeta a rajatabla las instituciones, no hace cuestiones de ideologías, acepta la opinión diferente y es un gran orador.
El marido, es todo lo contrario, no habla, balbucea, le importa un rábano las instituciones de la democracia, salvo cuando le viene bien. No soporta los gobernadores opositores y los castiga arbitrariamente. Es agresivo e intolerante y odia la libertad de prensa y como si fuera poco utiliza el erario público para su beneficio electoral.
Bueno, de la presidenta, que se puede decir, hoy que es una mera vocera de ofertas para la compra de termotanques para el hogar. En esto se ha transformado, este pequeño personaje, que muere por otro lado por el cholulismo de una foto con el decadente Fidel, no sé si autografiada para su bitácora de recuerdos. Pobre, parece que los temas importantes los debe anunciar De Vido y ella los temas de cocina. Indudablemente esta mujer no está bien, sus carencias son evidentes. ¿Será la presencia del marido que la ha disminuido tanto?.
Hay mucha gente, de la llamada, “de la cultura”, que admira la gestión de K. y para ellos que se sienten hombres cultos, recordarles una frase de Gasalla: …hoy los actores apenas saben leer…”, agregaría, que los que saben, no leen.
También hay otra clase muy estúpida, disculpen la pedantería, que utilizan argumentos idiotas para justificar la presunta grandeza de esta gestión. Ejemplo: “Eh! como no vas a estatizar las afjp, si nos estaban afanando con las comisiones, ahora, je, se les acabó el negocio…”. Claro, agrego yo, ahora el negocio lo hace Boudou y con tu guita gil!, gilazo! y a la vista de todo el mundo coloca a 11% anual con una inflación del 25, je! un genio; también K. sin ningún control la utiliza para empapelar a intendentes del conurbano, futuros controladores del pretendido triunfo electoral.
Bue…, si Madoff engañó a tantos, un aprendiz como Boudou en el subdesarrollo inculto y grasa argentino se hace un pic nic.
En un país donde los que mandan son los Cristóbal López, los De Vido, los Rudy Ulloa, los D’Elía, los Moreno, los Moyano entre otros, donde estos progres de cotillón se jactan de ser antisemitas y la sociedad lo permite.
Un director técnico de la selección argentina, se envuelve en la bandera venezolana y participa de la campaña del casi dictador Chávez, y nadie pero nadie corrige semejante conducta impropia.
Estamos, no hay duda, en La Argentina terminal del bicentenario, siempre un poquito peor que ayer y mejor que mañana.
Barack Obama lo despidió como corresponde, como un caballero. No hizo “cuernitos”, ni tocó madera, ni el testículo izquierdo. Cómo hubiera hecho un conocido nuestro, rey de los guarangos y mal educados.
Bromista de la peor especie, nuestro ex, se ríe de la desgracia ajena, hace leña del árbol caído y tiene un grupo de impresentables que le festejan todos y cada uno de sus mohines.
Su conducta ha sido un ejemplo de la Argentina ordinaria que hemos sabido conseguir.
Es un emergente de la mala educación, del dejar hacer de muchos ante el avance de la violencia, grosería y amoralidad.
Como la Presidenta compara al Sr. Obama con su marido, es bueno marcar algunas “pequeñas” diferencias, de forma y contenido. Barack respeta a rajatabla las instituciones, no hace cuestiones de ideologías, acepta la opinión diferente y es un gran orador.
El marido, es todo lo contrario, no habla, balbucea, le importa un rábano las instituciones de la democracia, salvo cuando le viene bien. No soporta los gobernadores opositores y los castiga arbitrariamente. Es agresivo e intolerante y odia la libertad de prensa y como si fuera poco utiliza el erario público para su beneficio electoral.
Bueno, de la presidenta, que se puede decir, hoy que es una mera vocera de ofertas para la compra de termotanques para el hogar. En esto se ha transformado, este pequeño personaje, que muere por otro lado por el cholulismo de una foto con el decadente Fidel, no sé si autografiada para su bitácora de recuerdos. Pobre, parece que los temas importantes los debe anunciar De Vido y ella los temas de cocina. Indudablemente esta mujer no está bien, sus carencias son evidentes. ¿Será la presencia del marido que la ha disminuido tanto?.
Hay mucha gente, de la llamada, “de la cultura”, que admira la gestión de K. y para ellos que se sienten hombres cultos, recordarles una frase de Gasalla: …hoy los actores apenas saben leer…”, agregaría, que los que saben, no leen.
También hay otra clase muy estúpida, disculpen la pedantería, que utilizan argumentos idiotas para justificar la presunta grandeza de esta gestión. Ejemplo: “Eh! como no vas a estatizar las afjp, si nos estaban afanando con las comisiones, ahora, je, se les acabó el negocio…”. Claro, agrego yo, ahora el negocio lo hace Boudou y con tu guita gil!, gilazo! y a la vista de todo el mundo coloca a 11% anual con una inflación del 25, je! un genio; también K. sin ningún control la utiliza para empapelar a intendentes del conurbano, futuros controladores del pretendido triunfo electoral.
Bue…, si Madoff engañó a tantos, un aprendiz como Boudou en el subdesarrollo inculto y grasa argentino se hace un pic nic.
En un país donde los que mandan son los Cristóbal López, los De Vido, los Rudy Ulloa, los D’Elía, los Moreno, los Moyano entre otros, donde estos progres de cotillón se jactan de ser antisemitas y la sociedad lo permite.
Un director técnico de la selección argentina, se envuelve en la bandera venezolana y participa de la campaña del casi dictador Chávez, y nadie pero nadie corrige semejante conducta impropia.
Estamos, no hay duda, en La Argentina terminal del bicentenario, siempre un poquito peor que ayer y mejor que mañana.
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