domingo, 30 de enero de 2011

EN BUSCA DE LAS PENAS PERDIDAS


Comentar éstos últimos días de enero, me obliga a hablar de la inseguridad y de la delincuencia juvenil.
Es indudable que el incremento de delincuentes juveniles ha sido en forma geométrica en los últimos años y uno de los motivos que le achacan los especialistas del tema, es la liviandad con que los jueces tratan a los imputados “inimputables”.
Hasta la Presidente ha hecho mención culpando a los jueces y como corresponde,los ministros se han hecho eco, Randazzo en particular.


La realidad pasa por un discurso incoherente del Poder Ejecutivo y el fracaso de la doctrina Zaffaroni, que tanto en sus libros “En busca de la pena perdida” como en su famoso “Derecho Penal” es a nivel mundial uno de los paladines del garantismo y el llamado abolicionismo del derecho penal.

Un derecho criminal sin penas.

El Poder Ejecutivo y los jueces en su mayoría, se acogieron con beneplácito a éstos dogmas del garantismo donde la pena es política y no jurídica y no tiene una utilidad social de reeducación ni de prevención.

Así es como se esconden soluciones a la inimputabilidad de menores de 16 años, en un país donde ante ésta permisividad, los mismos son utilizados por los adultos para delitos aberrantes y una sociedad que se encuentra indefensa por las carencias de aptitud y pensamiento de una Ministro de Seguridad y una doctrina que ha hecho estragos en el Poder Judicial.

Se le hecha la culpa al mensajero, como ejemplo, Zaffaroni, quien acusa a los medios de "estigmatizar" a los menores. Él no habla del tema de fondo, no hay respuestas para eso, que es SU gran fracaso.

Es grave esto dada la característica de anomia social que va adquiriendo la sociedad ante un estado ausente en temas tan delicados y sin perspectiva ni horizonte de política alguna.

Los hechos de narcotráfico salidos a la luz marcan un deterioro constante de los niveles de control y seguridad que un gobierno debe brindar. El mismo Poder Ejecutivo se encuentra desorientado y con miedo a “escarbar” ante la previsibilidad de complicidades de alto nivel en este tipo de delitos en general y del narco avión de los Juliá en particular.

Hasta se da la paradoja de que todos "saben" que hay droga en la villa 1-11-14 y mientras los oficialistas hablan de estigmatización, los niños son destrozados y manipulados con el paco que curiosamente allí se fabrica. Y donde no entra nadie. ¿Por que no pueden? o ¿no quieren?.

Pasados ya 7 años de una política permisiva, el deterioro social y su pésima calidad educativa, la brecha entre pobres y ricos es cada vez mayor y es un gran contrasentido ante un discurso progresista que curiosamente hace alarde de lo contrario.

Habría que preguntarle al intendente de Esteban Echeverría, el kirchnerista Fernando Grey, qué apoyo del gobierno central tiene ante la barbarie de la usurpación de los “sin techo” que ocupan tierras privadas y realizan estafas fenomenales a los mismos pobres. El progresismo en su más lamentable caricatura no le da una respuesta acorde al preocupado intendente. Tampoco a la sociedad que se ve venir tiempos peores.Algunos dicen que Egipto está a la vuelta de la esquina, quizás dramatizan demasiado...
Como siempre “la realidad es la única verdad”.

3 comentarios:

Jorge Heili dijo...

un enfoque que vale tener presente es que no sólo allí hay inimputabilidad para menores. La pregunta que me surge es por qué si en España hay algo parecido con los menores que son llevados a institutos, no se producen los hechos en ...la escala que se están produciendo en el gran Buenos Aires. Ahí está la cuestión: acá hay menores chorros y la ley también los protege, pero algo pasa que acá esos niveles son mucho menores y ojo que España tiene una generación perdida de jóvenes sin trabajo ni estudios que son candidatos fáciles para el choreo.
No será que el ejemplo viene de arriba? Si hay intendentes metidos en la droga, si hay ministros que son multimillonarios tras pocos años de gestión, si los chorros de bancos no caen, si la policía afana, si la gente coimea, si los empleados municipales "te arreglan " el ABL, si el servicio penitenciario te deja salir de la cárcel para afanar... el problema son los menores? Es una cascada a la que se plantea como solución un eslabón que no es el centro del problema. Es uno más, pero no resolverá la inseguridad. Me da la ssensación de que el debate mediático es otra discusión para llenar páginas. Alguien se acuerda de Blumberg? Por qué hay que discutir todo desde cero en Argentina cada dos años??

Graciela Rost dijo...

Sin duda estamos ante la realidad de una política permisiva, ni la seguridad funciona como debiera, ni la justicia...
las leyes están para ser cumplidas, pero aún hoy cortan calles y rutas en un 100% sin que se intervenga, los mismos polític ...os no cumplen órdenes judiciales, A. Fernandez niega las acciones que la justicia dispone. Los criminales ocupan las calles y a la policía se la desarma...
Esto es política de destrucción social.

Jorge R. Mejía dijo...

Si se tuviera que juzgar al doctor Zaffaroni desde el punto de vista meramente referido a la administración de justicia se podría concluir que sus conceptos "garantístas" ya han sido evaluados después de probados en otras latitudes y que, en consecuencia, quienes han avanzado en el estudio del derecho penal han condcionado algunos se sus principales supuestos.
Ello se origino en que el llamado "garantismo" no solo conseguía muy parcialemnte sus propósitos sinó que el principal "bien jurídico protegido por cualquier ley penal", la seguridad de la población, se dejaba de lado por una quimera.
La redención de los malechores es, seguramente, uno de los objetivos de la ley penal. pero debe considerárselo como un prósito de segundo grado frente al problema que plantea el asegurar las codiciones de seguridad al conjunto de la sociedad.
El doctor Zaffaroni y quienes piensan (si eso es pensar) como él suponen que es mejor un asesino libre que mal tratado en el sistema carcelario. Recientemente hemos visto el ejemplo de este posición con uno de los llamados "Doce apóstoles" que incendió a sus compañeros en el horno de pan da la prisión donde cumplia una condena por homicidio pero por cuestiones referidas a la práctica "garantista" fue liberado, sin condena por la ´muerte e incineración de sus compañeros.